El traspaso de mando en ACDE Uruguay fue mucho más que un acto formal. Fue un momento de reconocimiento, emoción y de renovados compromisos. Marcelo Scavuzzo, quien deja la presidencia, y Elisa Facio, que asume este nuevo desafío, compartieron sus visiones desde el corazón, recordándonos porqué esta asociación es mucho más que una institución: es una verdadera comunidad.
Marcelo Scavuzzo nos recordó que “ser presidente de ACDE no es un título, sino esencialmente una responsabilidad”. Durante su mandato, llevó adelante la tarea de representar “una manera de estar en el mundo de la empresa: desde la ética, la fe, el profesionalismo y el compromiso con la dignidad de cada persona”. Marcelo hizo hincapié en que en ACDE no solo buscamos números, sino “el impacto positivo que generamos en la vida de los demás y de nuestra comunidad”. Para él, ACDE es un símbolo vivo de que “se puede hacer empresa desde la coherencia ética, liderar con compasión y que la fe acompaña cada decisión.”
Elisa, por su parte, habló con la sinceridad de quien conoce la realidad cotidiana del empresario y sus desafíos. Recordó sus primeros acercamientos a ACDE y la admiración por la organización y su historia. Hoy, como presidenta, plantea con firmeza la importancia de trabajar para seguir cambiando la mirada sobre los empresarios. Destacó las ganas que unen a quienes forman parte de ACDE y lo que hace únicos a quienes optan por dirigir sus empresas y “tienen esa llama encendida de querer hacer algo, de querer crear, de querer producir riqueza y compartirla”, “salen a enfrentar desafíos que van mucho más allá de los números: se juegan decisiones que impactan en sus equipos, en sus clientes y en toda la comunidad”.
Destacó que “cuando damos trabajo y oportunidades estamos creando dignidad humana.” Pero también fue realista: “El mundo hoy no es igual, la incertidumbre es la nueva normalidad.” Frente a esto, propuso “consolidar nuestra comunidad, crear líderes fraternos que transmitan fe y alegría.”
Ambos comparten la convicción profunda de que ACDE es un lugar donde los valores cristianos se viven con alegría y compromiso, y donde la esperanza es una fuerza activa, no una espera pasiva. Elisa lo dijo con emoción: “La esperanza es lo que nos mueve, pero es una esperanza activa, que nos invita a hacer, para que el futuro que soñamos sea realidad.”
Marcelo cerró su ciclo afirmando que “en ACDE no hay ‘expresidentes’, hay servidores en distintas etapas de su camino,” y que seguirá siendo parte activa con la misma entrega de siempre. Elisa, por su parte, asumió el mando con gratitud, ilusión y el respaldo de un equipo que la acompaña en esta misión de construir un futuro mejor.
Este cambio de presidencia nos recuerda que ACDE es una comunidad donde la fe, la ética y el profesionalismo se conjugan para hacer empresa con sentido, para sostenernos en tiempos de incertidumbre y para seguir trabajando por un Uruguay más justo y humano.
